Carlos Jara Cuevas
Londres 8/03/2019, Analista de
Política internacional. Prensa Internacional para Gaceta Ucayalina
Decía un amigo en el
chat escribe para ellas en su día pensando en el presente en el día a día del
futuro del Perú. Décadas celebramos el día de la mujer y el nombre de ellas
está más cerca de Dios como María y sus apellidos están más cerca de la tierra
y es precisamente en la tierra está el más aquí y el más allá para ellas porque
ellas no aparecen ni en la tv ni en la prensa esa mujer en el mundo es la
mayoría las que no tienen voz y las que no existen, ellas no celebran nada más
que el infortunio diario de sus pesadillas como madres abandonadas por la
violencia familiar y la prematura juventud para tener más hijos sin percatarse
de lo que se le viene encima cuando despiertan en la soledad y la impotencia de
no tener que comer ni que darle a sus pequeños.
La panorámica situación de la
mujer tiene que abordarse desde una perspectiva multidimensional de la pobreza
entre ellas la educación una gran parte de ellas en el Perú y sobre todo las
mujeres migrantes de la selva y de la sierra no tienen más que unos estudios
primarios realizados en la precariedad que las limita en oportunidades como
mujer insertándose en el mundo de la informalidad laboral o en la prostitución enmascarada o en la
callejera, es decir en la turbulencia de tener amigos con derechos o simplemente
hacer la calle.
Pero sería esta parte descriptiva de un importante sector de
las mujeres a las que nos referimos hay otras que con la carga de los hijos
intentan salir del agujero en el comercio informal en la venta callejera, o en
oficios mal pagados como las jaladoras, las vendedoras, las azafatas de
restaurants y casinos por citar más lugares de actividad laboral con salarios
precarios y sin derechos.
Que ha cambiado en el mundo de la mujer en estas
décadas en el Perú; tienen derecho al
voto, tienen ciertas leyes protectoras y sin embargo esas medidas paliativas no
son lo suficientemente positivas ante la violencia familiar o de parejas, es
casi seguro que mientras vamos comentando en este día la problemática de la mujer
en alguna parte de la ciudad de Lima o del interior del país están siendo
violadas, vejadas, maltratadas y a fin de cuenta asesinadas por sus parejas o
ex maridos que lo único a lo que ha conducido el destino de su prematura
juventud es a llenarse de hijos sin control a morir de una paliza y en gran
medida ver afectada su salud mental ya que muchas de ellas terminan con el
síndrome de estocolmo “aman a su verdugo sometidas a violencia física y
verbal”.
Hay otros aspectos en países como el Perú y en este caso Lima
metropolitana; la anemia, la desnutrición y el TBC, como es posible después de
treinta años de las bondades del llamado libre mercado disponemos de una
sociedad joven en las peores condiciones de salud y alimentación sufriendo
enfermedades supuestamente superadas y con las consecuencia de una educación
igualmente precaria y con una salud mental donde la depresión y las psicopatías
terminan acabando con generaciones de mujeres jóvenes en el Perú como si
ser mujer sea un calvario y una tragedia con su sola
existencia.
A esta situación hecha más carbón los medios de comunicación ese
cajón o esa pantalla plana con programas y telenovelas propias de la telebasura
que vienen transmitiendo desde décadas unos moldes de convivencia,
comportamiento a imitar como modelos de vida o futuros para todas las mujeres.
Esta labor mediática cimienta desde décadas como debe insertarse una mujer si
quiere sobrevivir a la oportunidad ya que sus derechos solo están en el papel y
no en la vida real.
Donde están los resultados de que el “el Perú primero” si
ya disponemos de información de que más de la mitad de las mujeres ni estudian
ni trabajan jóvenes adolescentes son madres de familia casi sin llegar a los
veinte años y no solo con un hijo sino con una reproducción que llega a una
corta de edad de juventud a sobrepasar los cuatro hijos con un trauma y
desestructuración de sus unidades familiares debido al desempleo y con ello
derivan a la violencia familiar, imagínense que puede esperar conseguir una
mujer en el Perú que tiene una educación primaria sin terminar o con una
primaria solamente solo la oportunidad de tener un trabajo precario y de
hambre.
Hay mujeres que regresan a sus pueblos de origen con los mayores
problemas obtenidos en la capital ahondando más su condición humana y como
repito su salud mental. Esta fecha debe servir para no solo recordar el papel
histórico de la mujer sino para reclamar al Estado peruano que declare con
carácter de urgencia que la situación de la mujer peruana esta en emergencia en
grado terminal de insuficiencia de derechos familiares, educativos, salud,
bienestar, vivienda, derechos laborales para una mejor calidad de vida.
Este es
el llamado Bicentenario que nos espera para las mujeres en el Perú. Este 8 de
marzo que no sea reuniones de cocteles y agasajos sino de derechos a respetar y
aplicarlos en defensa de la familia y de la mujer. El Estado peruano debería de
volver la mirada atrás y no ser un verdugo de sus propias mujeres y sus hijos.
Hace unos días aquí en Londres vi discutir a una pareja con su hijo en un
restaurante y en vez de terminar a gritos y agresiones el hombre que la
acompañaba termino yéndose sin levantar la voz, sin agredir sin contestar sino
se marcho en silencio, claro lo que consumieron la mujer lo pago porque por lo
menos aquí hay derechos y la mujer por lo menos tiene mas autonomía tiene
trabajo y mas educación es decir mas oportunidades en una país abismalmente
distinto que el Perú. Entonces la mujer peruana y sus nuevas generaciones debe
organizarse para luchar por sus derechos, por sus hijos por recuperar el Perú
para los peruanos.