Carlos Jara Cuevas
Londres 12/03/2019, Analista de
Política internacional. Prensa Internacional para Gaceta Ucayalina
Escribo este artículo porque
conozco a varias personas que han trascendido en su vida para salir del
infierno de la vida cotidiana en situación de exclusión social, laboral,
violencia familiar, asentamientos humanos sin agua y sin luz etc, ellos se
llaman Lucia, Yuli, Edith, Marlon, María, Segundo, Carlos, Juan, Alberto,
Vicky, es decir una lista interminable de aquellos que son la voz de los sin
voz, los emprendedores de nuestra tierra los que bajaron del adentro olvidado
del Perú olvidado para pisar otras vez Lima como lo hicieron sus parientes y
familiares en otras décadas repitiendo el mismo camino y conviviendo con los
mismos problemas de un país que no los reconoce como sus hijos o como sus
ciudadanos sino que los olvida diariamente para que el camino de la vida sean
como las calles de Lima y sus distritos llenos de baches y agujeros. Es
evidente que la primera piedra en el camino es la educación la segunda es la
informalidad el desorden país donde la bestia prima sobre la ingenuidad de
nuestra gente, la tercera los que están a su frente son sus enemigos o sus
verdugos porque ellos crecieron en la violencia y la desestructuración
familiar, la cuarta la incertidumbre y la farsa de las oportunidades porque
cada día que despiertan nada tienen en la mesa y para colmo la salud mental de
nuestra gente los lleva al deterioro personal para actuar con respuestas
violentas porque así han crecido en la violencia verbal y física, así
cultivados la vivencia se convierte en supervivencia. Y asi adonde vayan no los
atiende nadie en un hospital, en un colegio privado, en una tienda, en un
restaurante asi es la vida diaria de la informalidad cultural, laboral
material, económica y psicológica de nuestra sociedad, hombres y mujeres son
cosas a los cuales no les ponen precios porque son descartables sin valor
humano, sino como explicamos la TBC, la anemia y la desnutrición en Lima
metropolitana. El país se está convirtiendo en una bomba de tiempo social con
la piel rasgada y la cólera y el renegar cotidiano de nuestra gente es una
realidad convertida en rutina.
A todo esto una tarde
conversando con alguien y no diré su nombre porque al momento se exaspera, se
encoleriza, reniega, odia, maldice hasta parece que renegar sea un atributo de
su propia joven personalidad treintañera, me pregunto; porque hay congresistas
en el Perú que no siquiera demuestran tener estudios de primaria y son
políticos sentados en el Parlamento o porque sin estudiar casi nada tenemos
comerciantes con tanta plata que ya no les sirve pensar en mejorar su
educación, claro si el bien común fuera así este país sería el país de las
maravillas. Así que después de este comentario se dio media vuelta y se acabó
la conversación y ustedes entenderán el sentido silencioso de su respuesta.
Entonces recordé en la
enseñanza oriental sobre la vida esta dice asi “En lugar de tratar de cambiar a
otros, dales tu apoyo y ejemplo”. Entonces recordé una lectura que hicimos
después de largas visitas al Hospital para una rehabilitaciones, ahí me di
cuenta de un cartel colocado en un viejo armario donde solía ver la imagen de
un águila pero no me atrevía a leer el texto sobrepuesto en esa imagen hasta
que después de tres meses me acerque y lo leí con tal detenimiento que salí
sobrecogido de aquel salón. El águila y la voluntad para vivir y cambiar el
rumbo de la vida con sus prios ojos, pico, alas y garras, para vivir una
segunda oportunidad ese texto aquí lo recojo y lo reproduzco para su lectura.
“El águila es el ave de
mayor longevidad de su especie, llega a vivir 70 años. Pero para llegar a esa
edad, a los 40 años deberá tomar una serie y difícil decisión. A los 40 años,
sus uñas están apretadas y flexibles, sin conseguir tomar a sus presas de las
cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva apuntando contra su
pecho. Sus alas están envejecidas, pesadas y sus plumas gruesas, volar se hace
ya muy difícil.
Entonces el águila solo
tiene dos alternativas: morir o enfrentar su doloroso proceso de renovación,
que durará 150 días. Este proceso consiste en volar hacia lo alto de una
montaña y quedarse ahí en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga
necesidad de volar. Después, al encontrarse en el lugar, el águila comienza a
golpear con su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo, esperando entonces
hasta el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas y
talones. Cuando los nuevos talones comienzan a nacer, empezará a desplumar sus
viejas plumas. Después de 5 meses sale para el famoso vuelo de renovación que
le dará ¡30 años más de vida!.”
En nuestra vida, muchas
veces, tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de
renovación, aunque sea difícil y doloroso. Para continuar un vuelo de victoria,
debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causaron
dolor. Solamente libres del peso del pasado, podremos aprovechar el resultado
valioso que una renovación siempre trae.
Descubrí entonces que no
estamos solos y aprendimos de aquella conversación interrumpida y tome la
enseñanza oriental que dice, “Deja de tratar de cambiar a la gente.
Comienza a aceptar a la gente tal y como son.” Y finalmente dice
también, “ Las personas nunca entienden algo realmente, hasta que les pasa a
ellos.”