viernes, 15 de marzo de 2019

EL RETORNO DEL AGUILA MARIA EN TU CONCIENCIA



Carlos Jara Cuevas
Londres 12/03/2019, Analista de Política internacional. Prensa Internacional para Gaceta Ucayalina

Escribo este artículo porque conozco a varias personas que han trascendido en su vida para salir del infierno de la vida cotidiana en situación de exclusión social, laboral, violencia familiar, asentamientos humanos sin agua y sin luz etc,  ellos se  llaman Lucia, Yuli, Edith, Marlon, María, Segundo, Carlos, Juan, Alberto, Vicky, es decir una lista interminable de aquellos que son la voz de los sin voz, los emprendedores de nuestra tierra los que bajaron del adentro olvidado del Perú olvidado para pisar otras vez Lima como lo hicieron sus parientes y familiares en otras décadas repitiendo el mismo camino y conviviendo con los mismos problemas de un país que no los reconoce como sus hijos o como sus ciudadanos sino que los olvida diariamente para que el camino de la vida sean como las calles de Lima y sus distritos llenos de baches y agujeros. Es evidente que la primera piedra en el camino es la educación la segunda es la informalidad el desorden país donde la bestia prima sobre la ingenuidad de nuestra gente, la tercera los que están a su frente son sus enemigos o sus verdugos porque ellos crecieron en la violencia y la desestructuración familiar, la cuarta la incertidumbre y la farsa de las oportunidades porque cada día que despiertan nada tienen en la mesa y para colmo la salud mental de nuestra gente los lleva al deterioro personal para actuar con respuestas violentas porque así han crecido en la violencia verbal y física, así cultivados la vivencia se convierte en supervivencia. Y asi adonde vayan no los atiende nadie en un hospital, en un colegio privado, en una tienda, en un restaurante asi es la vida diaria de la informalidad cultural, laboral material, económica y psicológica de nuestra sociedad, hombres y mujeres son cosas a los cuales no les ponen precios porque son descartables sin valor humano, sino como explicamos la TBC, la anemia y la desnutrición en Lima metropolitana. El país se está convirtiendo en una bomba de tiempo social con la piel rasgada y la cólera y el renegar cotidiano de nuestra gente es una realidad convertida en rutina.
A todo esto una tarde conversando con alguien y no diré su nombre porque al momento se exaspera, se encoleriza, reniega, odia, maldice hasta parece que renegar sea un atributo de su propia joven personalidad treintañera, me pregunto; porque hay congresistas en el Perú que no siquiera demuestran tener estudios de primaria y son políticos sentados en el Parlamento o porque sin estudiar casi nada tenemos comerciantes con tanta plata que ya no les sirve pensar en mejorar su educación, claro si el bien común fuera así este país sería el país de las maravillas. Así que después de este comentario se dio media vuelta y se acabó la conversación y ustedes entenderán el sentido silencioso de su respuesta.
Entonces recordé en la enseñanza oriental sobre la vida esta dice asi “En lugar de tratar de cambiar a otros, dales tu apoyo y ejemplo”. Entonces recordé una lectura que hicimos después de largas visitas al Hospital para una rehabilitaciones, ahí me di cuenta de un cartel colocado en un viejo armario donde solía ver la imagen de un águila pero no me atrevía a leer el texto sobrepuesto en esa imagen hasta que después de tres meses me acerque y lo leí con tal detenimiento que salí sobrecogido de aquel salón. El águila y la voluntad para vivir y cambiar el rumbo de la vida con sus prios ojos, pico, alas y garras, para vivir una segunda oportunidad ese texto aquí lo recojo y lo reproduzco para su lectura.
“El águila es el ave de mayor longevidad de su especie, llega a vivir 70 años. Pero para llegar a esa edad, a los 40 años deberá tomar una serie y difícil decisión. A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles, sin conseguir tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva apuntando contra su pecho. Sus alas están envejecidas, pesadas y sus plumas gruesas, volar se hace ya muy difícil.

Entonces el águila solo tiene dos alternativas: morir o enfrentar su doloroso proceso de renovación, que durará 150 días. Este proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga necesidad de volar. Después, al encontrarse en el lugar, el águila comienza a golpear con su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo, esperando entonces hasta el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas y talones. Cuando los nuevos talones comienzan a nacer, empezará a desplumar sus viejas plumas. Después de 5 meses sale para el famoso vuelo de renovación que le dará ¡30 años más de vida!.”

En nuestra vida, muchas veces, tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación, aunque sea difícil y doloroso. Para continuar un vuelo de victoria, debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor. Solamente libres del peso del pasado, podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.
Descubrí entonces que no estamos solos y aprendimos de aquella conversación interrumpida y tome la enseñanza oriental que dice, “Deja de tratar de cambiar a la gente. Comienza a aceptar a la gente tal y como son.” Y finalmente dice también, “ Las personas nunca entienden algo realmente, hasta que les pasa a ellos.”